"no sabía que tenías la piel tan blanda..."

Nunca me he planteado si soy o no fan de Almodóvar. Quizás si me pongo a pensar....
Sí creo que las primeras pelis de Almodóvar (yo era pequeña) nunca me han llamado la atención, si he logrado ver algun fragmento, eso es lo máximo que he logrado.
Sin embargo la última etapa esta resultando ser agradable o por lo menos, algo más recomendable.
Volver me encandiló. Confio además plenamente en Penélope Cruz, que nunca me ha defraudado. Me gusta como actriz. Me habla. Me dice cosas. Y la veo muy Almodóvar. Me los imagino incluso discutiendo en el proceso, con altas voces y gestos exagerados. Me motiva. El componente musical de Volver, como podreis imaginar, también ayudó a conformar esta buena opinión que tengo acerca del film.
Hable con ella también me gustó. Quizás no tanto como Volver. Pero recuerdo que me impactó bastante, sobretodo el papel de Javier Cámara.
Ahora llega La Piel que Habito, protagonizada por Antonio Banderas, Elena Anaya y Marisa Paredes (chica Almódovar dónde las haya, su pelo rubio platino en esta peli deja sin habla) que me parece sigue bastante la tónica de crecimiento y superación de los últimos años.
Se ha oído mucho sobre la película. A unos les ha gustado mucho, otros son unos aférrimos detractores... Mi opinión esta más con los primeros. Quizás porque, tras meterte en el mundo del guión o del cine en general te cuesta más ser un simple espectador, y pasas a observar, aún sin querer, cada detalle, cada plano, cada frase de guión, cada set-up o cada mosca que se cuela en el plano. Aprendes sobretodo a valorar lo costoso del proceso creativo, y los pasos y más pasos por los que pasa el creador para llegar a una historia bien contada (ya no estoy hablando de que sea una GRAN historia). Yo no conozco tanto el trabajo de los técnicos como el de guión, pero sí puedo decir que me pareció una historia bien contada, sin cabos sueltos y con unos retrocesos temporales más que atractivos.
El argumento me parece exquisito además. Una especie de Dr. Frankenstein a la Almodóvar, un cirugano obsesionado con la (re)-construcción de la piel para lograr lo imposible: resucitar a sus propios fantasmas.
Por lo menos yo, la recomiendo. Los planos de Elena Anaya haciendo yoga cubierta con un mono de pies a cuello son absolutamente embriagadores en la gran pantalla.
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