"Mama says I was a dancer before I could walk"

Escribo estas palabras desde el suelo. Mis piernas, abiertas, soportan el peso de mi cuerpo vencido que se curva tratando de acercarse a ellas. Ahora a un lado, ahora al centro, y ahora al otro lado. Respirar. Cerrar los ojos. Aguantar. Y escribir. Intentar que el cerebro se olvide del dolor. Como sea. La música de fondo marcará los minutos del ejercicio. Son momentos en que las canciones no acaban nunca.
Si algo he aprendido a lo largo de estos años es que el baile comienza y acaba por el sacrificio. Y cada día que pasa, debes sacrificar un poco más. Un bailarín elige ser tal, y lo hace exponiéndose con los brazos abiertos a las consecuencias de su decisión.
El baile es disciplina. Pero también es (y debe ser) libertad. Un bailarín no entiende de horarios ni de fines de semana. Él ya lo ha asumido. A los demás les cuesta un poco más aceptarlo. Las lesiones serán su más temido monstruo. Pero, si tiene la mala suerte de lesionarse, acudirá tantas veces como haga falta a rehabilitación, será responsable, entrenará más que los demás, y, si debe salir al escenario, soportará el dolor con una enorme sonrisa en su rostro. Show must go on será su lema. No importa lo mal que se encuentre, ni qué familiar haya muerto, siempre cumplirá porque cree en lo que hace. Y porque confían y dependen de él. Jamás dejará colgados a sus compañeros de coreografía. No importa cuántas celebraciones a les que le gustaría haber asistido se pierda. Cada vez que alguien le diga "ya no te vemos nunca", "siempre tienes algo mejor que hacer", "te pasas el día ensayando y ¿para qué?", entristecerá, rabiará, llorará....mientras se ata las zapatillas para entrar en clase, otra vez.
Cada vez que resbale, se maree, se caiga, tropiece...volverá a levantarse y repetirá el ejercicio hasta que lo consiga porque su compañero estará ahí para tenderle la mano.
Queridos lectores, en todos los años que llevo haciendo jazz he tenido la suerte de compartir escenario y clase con grandes bailarines. Todavía me caigo, todavía me mareo al hacer pirouettes, me siguen dando tirones en las piernas si me paso estirando y pierdo la colocación del cuerpo si me concentro demasiado en los pies.
Pero si algo no olvido son los abrazos. Los abrazos que he recibido por parte de la gente con la que he bailado al terminar un espectáculo y los abrazos de mi abuela cada vez que viene a verme bailar.
http://www.youtube.com/watch?v=EoBTuIsB3ls&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=EoBTuIsB3ls&feature=related
Comentarios
Publicar un comentario