"I want to be on TV!!!"


Escribo esto porque creo en la cultura de masas, y en el poder que tienen ciertas personas para transmitir lo que quieran a un número insospechado de gente.

Sé, porque lo he vivido en mis carnes, que el poder de convocatoria de ciertas estrellas del pop es incalculable y, ni ellos mismos se imaginan lo que provocan al salir a un escenario. Ellos (y ellas) tienen su mundo. Un mundo de fama, sí; de gritos, sí; de sudor, sí; pero visto desde el otro lado. Desde su lado. Un lado mucho más oscuro de lo que cuentan los medios y seguramente mucho más sacrificado de lo que parece desde fuera.

Las estrellas nacen. Pero una vez han nacido, las hacen. Y las hace fundamentalmente el público, tras ser lanzadas un poco a ciegas por alguien que apuesta por que una persona cualquiera, que podría pasar desapercibida el resto de sus días, llegue a ser alguien con el que el público se identifique. Se forma una imagen. El talento para transmitir, de la forma que sea, se lleva dentro.

Cuando vi el último videoclip de Justin Bieber, Never say never (canción que cumple hoy su primer aniversario), a duo con el hijo de Will Smith, Jaden smith (http://www.youtube.com/watch?v=eGmudzcq6M8) pensé en esto. En cómo había sido posible desatar tal locura a ese nivel y de una forma tan rápida. Me sigue sorprendiendo, a pesar que debería acordarme de cómo Britney Spears golpeó a mi generación con ...Baby One More time.

Parece que haya un patrón que se repite en cada década. Cómo si cada generación necesitara a su ídolo para que todo tenga un poco más de sentido. Pues bien, no pudiendo evitar la curiosidad y movida, seguramente, por una suerte de melancolía, me puse a buscar información sobre Justin Bieber. Es un chico de Ontario, nacido en 1994, y criado por su madre soltera que lo tuvo a los 18 años. El chico aprendió de forma autodidacta a tocar la guitarra, la batería, la trompeta y yo que sé que más. Un día su madre subió a youtube un video de Bieber cantando en un concurso, para que la familia y amigos pudieran verlo, sin saber que estaba lanzando a su hijo al estrellato.

Es la historia de un talento que, casualmente fue descubierto. Pero que podría no haberlo estado, como tantos otros que siguen en sus casas y no viajando en jets privados. La historia de un, hasta ahora, adorable chico que con una sonrisa ha enamorado a un sinfín de fans de todo el mundo locas por sus pantalones. Y, tras varias experiencias de estrellas caídas y fracasos estrepitosos mezclados con vidas tortuosas y trágicas, no puedo dejar de ver a un chico que, lo tiene todo ahora, y mañana se precipitará al abismo mientras sus fans miran hacia otro lugar y comentan entre si: te acuerdas con Justin Bieber, qué locas estábamos?? Pero siempre hablando en pasado. Convirtiéndose así en un producto de desecho, un producto de década con fecha de caducidad. Como otros. Como todos. Y dirán: Qué lástima, parecía buen chico. Sólo queda esperar que no ocurra esta vez.

Yo nunca he dejado de escucharles, en el fondo considero que su infancia no es tan bonita como parece y siendo muy jóvenes deben ser capaces de sacrificar muchísimo para que un sello discográfico y todos sus empleados puedan vivir muy bien. ¿Qué puedo decir? A mí, es su voz y su baile lo que me interesa.

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