"Tan fácil y tan simple, y no sé expresarlo"


Cuándo llegué, la sala estaba llena. Llena de risas, llena de espectación, llena de cervezas en vasos de plástico. Llena de los últimos momentos de 1999. Llena de nuevos propósitos. Llena de luz, de voces, de caras. Un fin de año de los más esperados y, 1999, de los años que más pena ha dado dejar atrás. Después de tantos momentos, de tantos directos, tantas canciones, tantos vídeos, tan tú y yo, tan él y ella... Se termina con una gran fiesta que ha durado tres días consecutivos llenando Razzmatazz, y que sólo un grupo de la talla de Love of Lesbian podrían haber dirigido.

En una gira que ha durado dos años, es difícil no haberles visto anteriormente alguna vez en directo. Y aún así, vuelves. Repites, incansable, sin exigir más, sin pedir nada más que aquello que saben que pueden ofrecerte: una combinación de letras directas, latentes; melodias explosivas de instrumentos coordinados, unidos por hilos de tablas, amistad, familia. No diré que es el mejor directo de LOL que he visto, pero no tiene precio asistir a un encuentro sorpresa entre LOL y Loquillo en una más que esperada Club de fans de John Boy. Cómo tampoco tiene precio ver a Santi invadido por un mar de emoción cantando a capella una majestuosa primera combustión. Consiguen hacer de las canciones productos imperecederos que nunca te cansas de escuchar. Por verles, aguantas todo. Avalanchas, aplastamientos masivos, tipos de 4 metros con los que ni siquiera intuyes a un miembro del grupo, humo, sudor, locura. Todo. Porque les escuchas, están ahí con sus canciones. Con tus canciones.

Flequillos. Melenas negras. Converse. Pitillos. Una imagen, mil caras.

Una vez más, Gracias LOL. Feliz año nuevo.

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