"Cos' once a good girl gone bad, we gone forever"

Y no hay vuelta atrás. Lo advirtió al final del disco que representó su trampolín hacia el mundo, moviéndose entre el césped recién cortado y los prados inocentes antes, y entre el fuego y la selva después.
Lo pronosticó. Y después de explotar su disco más vendido, se transformó. Y ya no hay vuelta atrás. En cada nuevo trabajo va un paso más allá, cuándo crees que no podrá hacerlo otra vez. Efectivamente, el público exige transformación, cambio, pero sobretodo, transgresión. Si no lo consigues, no logras llamar la atención, y el respeto del público será directamente proporcional a esa atención.
Su voz maduró. Sus letras oscurecieron, dejando paso a una Rihanna más directa, más políticamente incorrecta, más dura, abandonando la dulce adolescencia para siempre, y convirtiéndose en una dominatrix que puede con todo.
No sé hasta qué punto esa transformación ha sido bien o mal acogida por su público (y el que no es suyo, claro), pero puedo hablar en primera persona. Tras Good Girl Gone Bad, no logré engancharme a ella otra vez. Rated R me pareció una sobrada, incluso para alguien como ella; Loud tiene temazos, aunque también me costó entrar en él. Y ahora Talk That Talk. Aquí sí. Ha logrado tenerme, una vez más. No diré que en la primera escucucha no fuera reticente, y muchas canciones me sonaran iguales. Pero cuándo pasas ese estado, y dejas que el disco suene en su tempo y sucesión, empiezan a calarse las canciones, cómo la lluvia tan fina, que parece que no te hace nada hasta que, en algún momento, ves que estás calado.
En cuánto a canciones, Where have you been, Talk that talk, Drunk on love, son tres grandes joyas. No puedo decir nada más.
Así me ha dejado este disco. Y me ha gustado poder volver a disfrutarla.
Ahora me queda esperar su directo en Barcelona.
Es otra. La Rihanna de Umbrella ya no existe ni volverá. Más nos vale aceptarlo, no?
Comentarios
Publicar un comentario